Mi sobrino, el hijo que siempre querré y nunca tendré.


Enlaces patrocinados





Enlaces patrocinados






Aún recuerdo el día en que mi hermana nos dio la noticia de su embarazo, recuerdo las reacciones de mis padres, el rostro de ella y aún que evidentemente no vi mi cara, estoy segura de recordarla también. Tenía tan solo 12 años y debo aceptar que durante los primeros meses lo único que podía sentir por ese ser que estaba en camino eran únicamente celos, sin embargo, conforme su panza crecía algo raro paso en mí.

Me encantaba tocar su panza, sentir como mi sobrino pateaba y se movía constantemente, era como si al tocarlo poco a poco fuera naciendo una conexión entre nosotros. 

Finalmente el día llego. Yo estaba afuera de la sala de parto cuando  de pronto escuche su llanto. Aunque los años han pasado y hoy soy una mujer adulta, aún no logró explicar la sensación que sentí. Pasados algunos minutos pude verlo, estaba ahí dormido, tranquilo, parecía tan  indefenso y a la vez tan grande… Lo único que deseaba era abrazarlo y no soltarlo nunca, fue un sentimiento que todavía puedo recordar.

El tiempo comenzó a pasar y junto con el nosotros íbamos creciendo. Yo, tan solo una adolescente que normalmente desearía conquistar el mundo, salir con sus amigas y conocer chicos, solo quería estar con él y para siempre. 

Los regalos en navidades dejaron de ser lo más importante para mí, pues nada disfrutaba más que su carita al abrir los obsequios que papá Noel había traído para él.
Nuestro amor fue creciendo. Cuando me veía llorar, él se acercaba y con sus pequeños brazos me daba un abrazo, mágicamente todo lo solucionaba con un beso.

El no fue solo mi sobrino, era más que eso, no lo veía como un hijo pero definitivamente era un amor distinto, un amor sin límites e incondicional.

Jamás querré a mis hijos de la misma manera, no los querré menos ni los querré más, simplemente los querré distinto. Ellos no crecieron conmigo ni me vieron llorar, ellos no me consolaron ni estuvieron conmigo cuando caía, para ellos soy una mujer fuerte, su escudo, su protección. 

Mi sobrino me enseño a crecer, me enseño a disfrutar el verdadero sabor de un helado y correr bajo la lluvia aunque después los dos fuéramos regañados, me enseño que muchas veces vale la pena recibir un castigo cuando realmente haz disfrutado y sido feliz por un momento.

Con mi sobrino aprendí que solo un tío es capaz de amar como un padre y escuchar como un hermano, sin reprobaciones, ni castigos, entendí que solo un tío puede brindarte la comprensión que te daría un verdadero amigo y siempre velara por tu bien.

Mi sobrino es el mejor regalo que la vida pudo darme, siempre lo cuidare como a un hijo y seremos los mejores amigos. 

Mi sobrino es el hijo que siempre querré y nunca tendré…
Te amo.

Si el artículo te gusto, presiona ME GUSTA.

También puedes compartirlo en tu muro y con familiares y amigos.


Recomendados